ORDENACIÓN DE ÁNGEL
La Ordenación de Ángel, salido de nuestras filas, ha servido para identificarnos tanto con él, que nos hemos que nos hemos sentido partícipes de su misma Ordenación. Su sencillez y humildad permitía hacer de todo encuentro con él, un Encuentro con el carisma de la SMA, lo tiene tan encarnado, que nos lo ha transmitido en toda su esencia.
La ceremonia de su Ordenación fue magnífica, vibrante y en muchos momentos de gran emotividad. Para muchos era la primera ordenación a la que asistíamos. Todo cooperó para que fuera especial. El lugar elegido fue su parroquia de muchos años, Virgen Madre de Leganés, presidía en obispo de Getafe, quien le ordenó, estuvo acompañado del arzoobispo SMA, Mons. Michel Cartategui, venido de Francia, el vicario general de la SMA, Antonio Porcellato llegado de Italia, Francois, venido de Francia, muchos años en España, y de todos los SMA en España, Rafa superior, José Ramón, Enrique, Pepe, Paco, Isidro, el párroco y un gran número de sacerdotes atraídos por el acontecimiento. La iglesia estaba abarrotada hasta los aledaños. Toda la ceremonia acompañada con canciones elegidas por Ángel, por lo que significaban y evocaban en la historia de su vida. Su madre y hermano sosteniendo como podían su emoción y lágrimas, seguían cada rito sin perderse ni un solo gesto. Todo en su sencillez cobraba significado el símbolo, la postración en el suelo, la nueva vestimenta, la unción de sus manos, besadas posteriormente por toda la asamblea reunida, y abrazos entrañables…Se palpaba la Belleza y la Verdad cuando van juntas, todos fuimos testigos de aquel momento especial.
Hasta el día acompañó, era un 28 de enero, en pleno invierno, y lució un tímido sol, aunque estuviera un poco enmarañado. En la misma línea resultó su primera misa, en la iglesia que fue su primera parroquia, sacerdotes y feligreses se volcaron en la ceremonia y banquete. Fueron muchas las personas que se alegraron con el paso dado por Ángel.

DESPEDIDA DE JOSÉ
Otro acontecimiento importante para nosotros, ha sido la muerte de José, “nuestro José”. Ha sido el referente de los laicos, el primero que tomó parte en los duros comienzos de la SMA en Madrid. Fue providencial su aparición en el momento justo de los comienzos, habría de ser un gran punto de apoyo. Su vocación misionera era radical, sin fisuras, con entrega total y apasionada, igual que la de Mari, su esposa, los dos han compartido los mismos sentimientos misioneros dentro de la SMA. Fueron los primeros Miembros Honorarios, y ahí han estado acogiendo a todos los que hemos ido llegando después.
Su muerte repentina nos dejó tan sorprendidos que no dábamos crédito a la noticia. ¡No es posible! Nos repetíamos… ¡Si anoche estuvimos con él en la misa compartiendo la alegría y acción de gracias por los dos meses que Mari y él acababan de realizar por todas las misiones de Benín y Níger! En el tiempo de la homilía nos fue narrando con la ayuda de Mari, las situaciones vividas en cada una de las misiones por las que habían pasado. Nos hizo disfrutar con él las experiencias más especiales, muchas de ellas ya las conocíamos en imágenes por sus whatsApp muy bien narrados, le felicitamos por ello. Después de la celebración, como cada miércoles se compartieron las viandas que cada uno trae para la cena fría, mientras se refuerza la fraternidad. A las once, José y Mari se fueron contentos a su casa; y a las pocas horas, en la madrugada del jueves, falleció; se fue con la misma sencillez con que había vivido, fue el broche de oro a su fidelidad a Mari y a la SMA. El Señor le llamó a su descanso eterno, como premio a todos sus desvelos misioneros.
La ceremonia de funeral con su cuerpo presente, también resultó digna de elogio, también la vivimos intensamente. Volvió a reunir a la SMA presente en España, según fueron llegando a Sonseca, las escenas de emoción al abrazar a Mari daban rienda suelta a las lágrimas. Rafa presidió la misa y en su homilía fue desgranando los hechos más significativos de su vida entregada a la misión, su casa abierta de par en par acogiendo a toda la familia SMA, era una persona eminentemente familiar y acogedor. Concelebraron varios sacerdotes, sin faltar el tío cura de Mari, creo que con 95 años, pero muy lúcido, pronunció las últimas oraciones ante la tumba.
Aquel último adios nos dejó en todos los presentes sentimientos encontrados, tristeza y a la vez mucha paz, sobre todo mucha gratitud por haber tenido la oportunidad de haberle conocido y haber podido compartir con él ilusiones, esperanzas y proyectos…

Fuimos abandonando el cementerio con la paz que nos da la fe nuestra fe, sabiendo que le dejábamos en las mejores manos, en las del Padre, que sabe elegir los tiempos, los mejores para cada uno, aunque no lo entendamos. Atrás íbamos dejando Sonseca, el pueblo que por voluntad de José, había adoptado de una manera muy singular a la familia SMA.
Creo que sí, estos dos acontecimientos han venido a reforzar nuestra identidad de misioneros laicos, la alegría y el dolor compartidos, unen, crean lazos, yo así lo he sentido y lo he captado. Cada uno de nosotros somos un pequeño eslabón, enlazado a los misioneros, y de alguna forma vamos dando coexistencia y unidad a la estructura que se va construyendo sobre el cimiento que colocara Monseñor de Bresillac. Podemos pensar que nuestro eslabón es insignificante, pero la falta de un solo eslabón en una cadena, provoca un vacio que deja inoperante un extremo de la cadena.
La SMA es joven, apenas 160 años, pero su razón de ser se remonta al Origen, al mandato del Señor: “Id por el mundo entero pregonando la BUENA NOTICIA a toda la humanidad”, Mc 16,15. La tarea no admite demora, que no tengan que repetirnos las palabras que les dijeron a los apóstoles cuando contemplaban la Ascensión del Señor a los cielos: “Galileos, (SMA) ¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?”
Que la actividad de Ángel y de Jose nos sirvan de estímulo. José, permanece con nosotros.
Sagrario Merino. Miembro Honorario sma. |